El pasado 22 de mayo de 2024 fue aprobado en tercer debate el Proyecto de Ley No. 256 de 2024 Senado -313 de 2022 Cámara “Por medio de la cual se promueve la educación socioemocional de los niños, niñas y adolescentes en las instituciones educativas de preescolar, primaria, básica y media en Colombia”.
Tras una aprobación unánime, acompañada de manifestaciones a favor de la iniciativa de representantes de todos los puntos del espectro político, esta propuesta de integrar la formación socioemocional al sistema educativo invita a repensar el propósito, o esencia, en términos aristotélicos, de la educación:
¿Es el propósito del sistema educativo exclusivamente el de formar académicos y profesionales?
¿O debería también ser responsable de promover la formación de seres humanos integrales, con las herramientas para vivir vidas plenas y construir sociedades en paz? La educación socioemocional es el proceso mediante el cual se adquieren, cultivan y aplican conocimientos, habilidades y actitudes para desarrollar una identidad saludable, manejar emociones, alcanzar metas personales y colectivas, sentir y mostrar empatía hacia otras personas, desarrollar resiliencia, establecer y mantener relaciones de apoyo y tomar decisiones responsables y de cuidado (Osher et al., 2016).
¿Qué son las habilidades socioemocionales?
El desarrollo de estas aptitudes en la primera infancia, dentro de las cuales se comprenden la dimensión emocional, social y de regulación cognitiva, se ha asociado con resultados a lo largo de la vida, incluyendo: graduación de secundaria, estabilidad laboral, bienestar económico, bienestar mental, y menores índices de actividad criminal, así como de uso de sustancias (Logan-Greene & Jones, 2015)
Al mismo tiempo, se puede considerar cómo aptitudes que entran bajo esta sombrilla –la escucha, el diálogo y la capacidad de llegar a acuerdos– resultan cruciales para el adecuado ejercicio de la ciudadanía en democracia, particularmente en el contexto de alta polarización que enfrenta el mundo en la actualidad.
En esta línea, la promoción de la educación socioemocional, como propuesta por este proyecto, responde a un modelo educativo dirigido a formar personas con las habilidades y herramientas necesarias para navegar sus propias vidas, enfrentar desafíos con resiliencia y cultivar sus virtudes. Al tiempo, que, para desenvolverse como verdaderos ciudadanos democráticos, con la capacidad de comunicar sus ideas y valores de forma asertiva, escuchar a los otros, y llegar a acuerdos. Sin embargo, para que esto sea posible, se debe saber que las habilidades socioemocionales no se desarrollan de forma aislada, sino que responden a relaciones y contextos, los cuales, en el caso de los niños, niñas y adolescentes, incluyen el colegio, pero también las familias y las estructuras sociales. Por esto, es clave la consideración que hace el proyecto de incluir a padres, madres y cuidadores, al igual que a docentes, en los programas de educación socioemocional. En especial, en un escenario donde el tipo de violencia más frecuente vivida por niños menores de 5 años se da en el hogar, la cual impacta no solo la capacidad de los niños, niñas y adolescentes de cultivar habilidades socioemocionales, sino también su desarrollo neurológico e integral (Cuartas et al., 2021). De esta forma, promover estas habilidades en las familias es crucial para una verdadera transformación.

La efectividad de esta clase de programas depende de que se diseñen de forma adecuada al desarrollo, teniendo en cuenta factores culturales y sociales, de acuerdo con la evidencia y asegurando una adecuada implementación (Osher et al., 2016).
Sin embargo, su correcto desarrollo se refleja en impactos en la realidad institucional, comunitaria e individual. Evidencia de 424 estudios en 53 países ha demostrado que los programas de educación socioemocional tienen un impacto positivo en conocimientos, actitudes y competencias, que se ven reflejados en mejor desempeño académico, mejores relaciones entre pares, y un mejor funcionamiento institucional (Cipriano et al., 2023).
Se espera que el proyecto sea agendado para su cuarto y último debate, en plenaria de Senado, en las próximas semanas. En caso de ser aprobada, esta nueva ley de la República implicaría la colaboración del Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud y el Comité de Convivencia Escolar, para la evaluación, diseño e implementación de programas que permitan ofrecerles a los niños, niñas y adolescentes del país las herramientas socioemocionales necesarias para construir proyectos de vida exitosos y cultivar su bienestar personal, al tiempo que para construir sociedades democráticas y en paz.
Referencias:
Cipriano, C., Strambler, M. J., Naples, L. H., Ha, C., Kirk, M., Wood, M., … & Durlak, J. (2023). The state of evidence for social and emotional learning: A contemporary meta‐analysis of universal school‐based SEL interventions. Child Development, 94(5), 1181-1204.
Cuartas, J., Weissman, D. G., Sheridan, M. A., Lengua, L., & McLaughlin, K. A. (2021). Corporal punishment and elevated neural response to threat in children. Child development, 92(3), 821-832.
Logan-Greene, P., & Jones, A. S. (2015). Chronic neglect and aggression/delinquency: A longitudinal examination. Child abuse & neglect, 45, 9-20.
Osher, D., Kidron, Y., Brackett, M., Dymnicki, A., Jones, S., & Weissberg, R. P. (2016). Advancing the science and practice of social and emotional learning: Looking back and moving forward. Review of Research in Education, 40(1), 644-681.